El diagnóstico y la terapéutica
EDUARDO GALEANO
 
 
El amor es una enfermedad de
las más jodidas y contagiosas.
a los enfermos, cualquiera
nos reconoce.
Hondas ojeras delatan que
jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la
ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una
irresistible necesidad de decir estupideces.
 
El amor se puede provocar,
dejando caer un puñadito de polvo de quereme*, como al descuido, en el café o en
la sopa o el trago.
Se puede provocar, pero no
se puede impedir.

No lo impide el agua
bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para
nada. El amor es sordo al verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay
decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las
vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.
 
 
(*)Potaje con el que, según la creencia popular sobretodo en Colombia, se logra el amor de una persona. Aunque en la versión recitada del vídeo, se hace un guiño con su significado.
 
 
 
 
 
La noche
EDUARDO GALEANO
 
 
No consigo dormir.
Tengo una mujer atravesada
entre los párpados.
Si pudiera, le diría que se
vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
 



El amor.
El sentimiento con mayúsculas.
Esa magia que cuando la sientes, en cualquiera de sus formas, tu rostro se ilumina, ofreciendo la mejor de tus sonrisas…
¿A qué te ha pasado?

Recuerda que tienes los dos poemas en versión recitada en el vídeo.
¿Te han gustado? ¿Con cuál de los dos te quedarías?

Me encantaría conocer tu opinión.

¡Hasta pronto!

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